Las cuatro patas de la mesa.

Un negocio debe estar sustentado por recursos gerenciales, humanos, materiales y financieros. Pero sólo el conocimiento lo puede echar a andar.

Cuando hablo con los empresarios PyME sobre las posibilidades reales de su negocio ya en marcha, o las de un nuevo emprendimiento, habitualmente tomo un ejemplo que alguna vez se me ocurrió, y que en estas líneas quiero compartir con ustedes: se trata del ejemplo de “la mesa de cuatro patas”.

Una mesa debe sustentarse sobre sus patas, al igual que una organización sobre sus recursos. Es por eso que las “cuatro patas” de la organización son:

   1. El recurso gerencial: con sus instintos, habilidades, preparación, apertura mental, adaptación rápida a los cambios y manejo de las herramientas administrativas entre otras características.

   2. Los recursos humanos: con su concordancia con el puesto que ocupan, su motivación, identificación, capacidad, educación, honestidad y habilidad entre otras características.

   3. Los recursos materiales: es decir, el edificio y sus características, las maquinarias, los muebles, los útiles, las instalaciones y el stock entre otros.

   4. Los recursos financieros: con la capacidad crediticia bancaria y de proveedores, las reservas de efectivo e inversiones financieras líquidas entre otras.

Es claro que si alguna de las cuatro patas está floja o no existe, la mesa indefectiblemente cae, al igual que la empresa a la que le falta por completo alguno de los recursos. La cuestión pasa por definir qué es “la tabla” o parte principal de la mesa en sí, y es aquí donde viene lo importante, ya que sin tabla no hay mesa. A lo sumo habrá patas sueltas.

La tabla de una empresa es su “know how”, es decir: su “conocimiento del negocio”. Sin este conocimiento directamente la empresa “no existe” o en el mejor de los casos es una mezcla de “recursos sueltos a la deriva” y condenados al fracaso. Dicho conocimiento debe ser proporcional al poder de decisión que se tiene, por lo cual es importante en los mandos medios de la organización, y esencial en la dirección de la misma.

La falta de “know how” estratégico es un problema habitual que se presenta en los casos de sucesión forzada en empresas familiares cuyo anterior Director gerenciaba con característica “autocrática”, o en los intentos de “diversificación” de actividades en empresas a las que les va bien en un rubro e intentan con otro distinto y fuera de su ámbito o -como sucedió tan desgraciadamente en la década del ’90- con personas que encaran actividades a partir de recursos financieros, intentando un tipo de negocio del que no se sabe mucho.

Desde la perspectiva de la competitividad, es impensado lograr sobrevivencia en el mercado cuando no se conoce el negocio y sus estrategias, y se compite contra otros que sí lo conocen.

Es por eso que a la hora de encarar un nuevo emprendimiento -al igual que el carpintero, que en función de la tabla planea y fabrica las patas-, es estrictamente necesario adquirir primero un vasto conocimiento del negocio, para entonces poder planear los recursos necesarios para llevarlo a cabo en términos de alta competitividad, lo que constituye la única posibilidad de sobrevivencia primero y de éxito después.

 

Néstor Setzes
Por Néstor Setzes | setzes@ub.edu.ar
Profesor y Técnico Universitario en Administración Pyme

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