La seguridad en la empresa

Los imprevistos deben ser considerados por todo responsable de una pyme. Hay estrategias diferentes para proteger los datos, el capital y las personas que trabajan en la empresa.

El concepto de “seguridad” es muy amplio. Ya Hernry Fayol, pionero en la Administración como ciencia, a principios del siglo XX, la describía en su libro “Administración Industrial y General”, como: “El ojo del amo. Es el perro de guardia de la empresa rudimentaria, es la policía, es el ejército en el Estado. Es, de una manera general, toda medida que da a la empresa la seguridad, y al personal, la tranquilidad de espíritu que tanto necesita.”

En la Pyme actual, especialmente en nuestro medio, el concepto alcanza una importancia muy significativa en cuanto al funcionamiento general de la organización. Para analizar este concepto, se puede hacer una diferenciación de tres tipos de seguridad en la empresa. Cada uno de ellos tiene su propia problemática, y por ende, las estrategias de solución para cada uno de estos enfoques será particular.

De los sistemas de información

Está referida a la “validez” de la información que circula por la organización y que es de vital importancia a la hora de las decisiones gerenciales, y también a la “clasificación” de dicha información, es decir, el alcance que tendrá cada miembro de la organización a la misma (parte o toda).

Ambos puntos son de decisión estratégica y deben ser pensados en función de lo más conveniente, dejando para ello percepciones y/o emociones de lado. A veces surgen cuestiones como “mi empleado o mi hermano no pueden dejar de saber esto…” , lo que a veces resulta contraproducente.

En lo que respecta a la “seguridad física” de la información, es menester citar al mismísimo Bill Gates: “Cuando un archivo excede las cinco hojas, lo guardo impreso”, lo que exime de mayores comentarios. Toda la información se puede “procesar” en la computadora, pero se debe “guardar” en papeles impresos que respalden y avalen la información que manejamos.

Es mucho más probable que se pierdan archivos en formato electrónico, a que lo hagan los impresos en papel.

De los empleados

Los aspectos de “higiene y seguridad laboral” deben ser muy tenidos en cuenta por el empresario Pyme, tanto más cuando tenga empleados o personas trabajando dentro de su empresa. Según estadísticas de alcance internacional, las causas de accidentes tienen el siguiente origen: fallas humanas, 80%; fallas técnicas, 17%; fallas naturales, 3%. Queda claro entonces que para evitar “malos momentos”, es menester capacitar y concientizar al personal en lo relativo a la seguridad e higiene laboral.

En nuestro país esta en vigencia la Ley No 24557 “Ley de Riesgos del Trabajo”, la cual establece la obligatoriedad de contratar una ART (aseguradora de riesgos del trabajo), la cual cubrirá todo lo referido a: accidentes laborales, enfermedades profesionales, accidentes in-itinere.

Es importante tener en cuenta que quedan fuera de cobertura las cuestiones que tengan origen en: enfermedades inculpables, accidentes o enfermedades causadas por dolo del trabajador e incapacidades preexistentes a la relación laboral, acreditadas en los exámenes preocupacionales.

Las ART evalúan el “nivel de seguridad” de la empresa, clasificándolo en cuatro posibilidades, y estableciendo plazos para mejorarlo. Cabe aclarar que la contratación de una ART es de carácter obligatoria para las empresas que posean empleados bajo relación de dependencia, siendo lo recomendable “negociar” con el banco que se opere (seguramente tendrá una compañía asociada o de pertenencia), cosa de sumar “puntos” en la carpeta crediticia.

Frente a asaltos y delitos

¡Qué cuestión! Es claro que estamos ante “tierra de nadie” en lo que a este tema se refiere. No obstante, como en toda situación difícil, no hay nada mejor que leer el contexto de manera adecuada y “programar” las acciones de manera que de tocarnos vivir tan desgraciada situación, todo resulte con el menor perjuicio posible.

Algunas pautas básicas para ello serian:

  • Prevenir, a través de la contratación (individual o compartida) de un agente de seguridad del Estado que vigile siempre desde el exterior del local.
  • Tener siempre en la caja a la que se accede un monto de dinero “creíble” , cosa que no presionen para ir sobre otras cajas que pudieran tenerse ocultas.
  • No oponer ningún tipo de resistencia, sino todo lo contrario. Es decir, una colaboración absoluta para que cumplan su cometido de robo y se vayan rápido.
  • Mantener la calma en todo momento, ya que generalmente se trata de “rateros” que actúan muy nerviosos, y lo peor que puede suceder es que pierdan el control, por lo que hay que transmitirles calma y no sumarles más histeria.
  • Preparar a los miembros de la organización (familiares, socios, empleados) concientizándolos de que puede suceder en cualquier momento, cosa que todos sepan cómo actuar, y así disminuir el riesgo de reacciones imprevistas o inconvenientes.
  • Tomar conciencia de que se trata de personas que son “verdaderas víctimas” del país que elegimos tener entre todos. Los delincuentes que asolan a las familias y a las empresas pequeñas, en líneas generales son adolescentes que nacieron y se criaron “fuera” del sistema “hipercapitalista” y “neoliberal” que la mayoría del país eligió en la década del ’90. No tienen nada que perder y consideran al dinero (que no tienen) como el único valor importante para sus vidas.

Néstor Setzes
Por Néstor Setzes | setzes@ub.edu.ar
Profesor y Técnico Universitario en Administración Pyme

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