El rol gerencial y los hemisferios cerebrales

Encontrar explicaciones a los comportamientos humanos es objeto de estudio de la psicología como ciencia, que realiza aportes valiosísimos en ese sentido.

En el día a día del trabajo directivo se toman decisiones, para lo cual se utilizan distintos criterios y percepciones relacionados al “rol gerencial” o “rol empresario” y que generalmente responden a características mas o menos definidas según la persona. A los efectos de clarificar algunas cuestiones relacionadas con los comportamientos humanos, el científico Roger Sperry realizó estudios muy interesantes que le valieron el premio Nobel de medicina de 1981, y que demuestran que coexisten en nuestro cerebro dos “hemisferios”, cada uno de los cuales responde a determinadas características de comportamiento. El hemisferio derecho del cerebro es el que se ocupa de todo lo relacionado con la creatividad, la intuición, la imaginación, el riesgo, la fantasía, lo nuevo y lo diferente. El hemisferio izquierdo se ocupa de todo lo relacionado a la lógica, lo analítico, la razón, el control y el rigor de la conducta. Lo curioso y a la vez problemático, reside en que no es común poseer ambos hemisferios desarrollados de manera equitativa, por no decir que es casi imposible. En distinto grado, cada uno de nosotros posee desarrollado mas un hemisferio que el otro, dependiendo esto de las características genéticas que traemos al nacer y del desarrollo aportado por las experiencias previas y la educación.
Un desafío difícil Ahora bien, convengamos en que la tarea directiva necesita plenamente de ambos hemisferios. Por un lado y como sostienen casi todos los gurúes de management actual (Peter Drucker, Peter, Naisbitt, y Prahalad entre otros) todo empresario de hoy necesita de una altísima creatividad e imaginación, características que dependen del desarrollo del hemisferio derecho. Por otro lado, es evidente que para que una empresa sobreviva, pague a sus proveedores, satisfaga a sus clientes y no genere conflictos innecesarios, el empresario también necesita de una muy efectiva aplicación de lógica, prudencia y conocimientos previos, características que dependen del desarrollo del hemisferio izquierdo. Esto convierte a la tarea directiva de una organización, uno de los desafíos más difíciles de afrontar para cualquier persona, sea cual sea su preparación y característica natural.
¿En qué porcentajes?

La cuestión entonces, pasa por lograr reconocer la característica personal del empresario en cuanto a la “tendencia” de sus decisiones, pudiendo identificar asi dos grandes grupos:    1. Emprendedor: ve lo que otros no ven, arriesga, emprende, se basa en instintos.    2. Administrador: prudente, razonable, conservador, va a lo seguro, se basa en datos concretos. Si bien todos tenemos algo de las dos, la pregunta sería: ¿a cuál característica respondo mas que a la otra y en que proporción? ¿60 y 40? ¿70 y 30? ¿De cuál? Una vez identificada la característica personal de gerenciamiento, se tendrá una información valiosísima para aprovechar al máximo las fortalezas que conlleva, y trabajar para cubrir las debilidades o posibles falencias que se tengan, siempre teniendo en cuenta que para gerenciar adecuadamente se necesita a pleno de ambas. Se trata simplemente de un proceso de concientización.
Liderar democráticamente En todos los casos una solución válida para cubrir las falencias propias a la hora de decidir, pasa por adoptar una posición de “liderazgo democrático”, por lejos la más difícil de llevar adelante y a la vez más conveniente. Un liderazgo democrático implica participar a las personas clave de la organización de los problemas y cuestiones a resolver, y por ende, estar abiertos a opiniones y aprendizajes, trabajando en equipo. De esta manera se logra cubrir el déficit que se pueda tener de una u otra característica propia de quien ejerce el mando, a través de los conocimientos y experiencias de otros. En definitiva, liderar democráticamente no quita el hecho de que cada decisión final, consultada y hasta a veces consensuada, siempre sea tomada por el Gerente o Director. El que decide es quien tiene y maneja la total responsabilidad en última instancia. Sólo que si lo hace luego de haberse enriquecido por los saberes y pareceres de quienes lo rodean, logrará disminuir muy significativamente las posibilidades de error.

 

Néstor Setzes
Por Néstor Setzes | setzes@ub.edu.ar
Profesor y Técnico Universitario en Administración Pyme
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